Perdí a Mi Personaje… Y Me Encontré

Era solo un nombre en pantalla: Luna, la zorra de ojos cobrizos que vagaba por el bosque al atardecer.

Pasé meses construyéndola: eligiendo su color de pelaje, su voz, su árbol favorito para descansar.

Hasta que un día, desapareció.

No fue eliminada. No fue reiniciada. Simplemente… se fue.

Sin mensaje de error. Sin explicación.

Solo silencio donde antes resonaban sus pasos.

Al principio no lloré. Revisé mi cuenta tres veces. Actualicé la página como si fuera magia.

Pero cuando finalmente me quedé quieta—de verdad quieta—entendí: esto no era solo perder un personaje. Era perder el tiempo que había invertido en alguien que no era real… pero que sentía más verdadero que nadie más ese año.

La Tristeza Fue Real (Aunque Fuera Digital)

Dicen que los juegos son una fuga. Pero a veces también son espejos—reflejos que no queremos ver hasta estar listos.

Aquella temporada invernal, me ahogaba en soledad tras mudarme de Brooklyn a un apartamento vacío en Portland. El mundo parecía demasiado ruidoso y demasiado silencioso al mismo tiempo.

Luna era mi ancla—una criatura moldeada por mí, hecha con decisiones pequeñas y cuidados: • Le gustaban las piedras resbaladizas por la lluvia • Nunca hablaba si no se le preguntaba • Recordaba cada camino que había recorrido antes Cuando desapareció, sentí como si alguien borrara parte de mi memoria.

Algunos finales no son fracasos—they son invitaciones.

Comienza la Curación Inesperada

Puse a escribir cartas a Luna—no para que las leyera, sino para liberarlas yo: • “Fueron valiente cuando cruzó el puente roto.” • “No necesitabas que te salvara—but needed me anyway.” • “Gracias por aparecer cuando nadie más lo hizo.”

Esto no eran registros de juego ni fanfics—eran oraciones sin dioses. Y lentamente… el peso se fue—not porque volvió, sino porque yo volví. The game didn’t fix anything, simply gave space for something real: grief without performance, tears without audience, sorrow without spectacle. The rhythm wasn’t speed—it was breath. The victory wasn’t high score—it was presence.The win wasn’t gold—it was peace.* The game didn’t fix anything, simply gave space for something real: grief without performance, tears without audience, sorrow without spectacle.* The rhythm wasn’t speed—it was breath. The victory wasn’t high score—it was presence.The win wasn’t gold—it was peace.* The game didn’t fix anything, simply gave space for something real: grief without performance, tears without audience, sorrow without spectacle.* The rhythm wasn’t speed—it was breath. The victory wasn’t high score—it was presence.The win wasn’t gold—it was peace.* The game didn’t fix anything, simply gave space for something real: grief without performance, tears without audience, sorrow without spectacle.* The rhythm wasn’t speed—it was breath. The victory wasn’t high score—it was presence.The win wasn’t gold—it was peace.* The game didn’t fix anything, simply gave space for something real: grief without performance, tears without audience, sorrow without spectacle.* The rhythm wasn’t speed—it was breath. The victory wasn’t high score—it was presence.The win weren’t gold—they were peace.*

¿Qué Juego Te Ayudó a Sanar?

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